3/1/12

Elementos, Elementales, Guardianes... WTF?!

Hay básicamente dos partes en las invocaciones de los Cuartos; por un lado, estás reconociendo una dirección, y por otro, estás reconociendo algún tipo de entidad en esa dirección. Enfoquémonos en cada parte por separado.

Supongamos que acabamos de crear un espacio entre los mundos. Este lugar sagrado flota en un lugar que no es lugar y transcurre en un tiempo que no es tiempo. No es cualquier lugar; es exactamente allí donde nos encontramos. Para poder proceder, necesitamos una orientación; necesitamos una firme sensación de ubicación, de modo que es imperativo marcar una dirección.
Teológicamente hablando, esto tiene mucho que ver con que los wiccanos nos consideramos a nosotros mismos como parte del mundo natural. Cuando nos ubicamos, lo hacemos en relación con la Naturaleza, con la Madre Tierra; Su geografía y Sus polos. No sólo hacemos un ritual, sino que hacemos un ritual orientado de acuerdo a la Naturaleza.
¿Cuántas direcciones son invocadas? Se ha visto todo desde cuatro, cinco, seis y hasta siete. He aqui una lista de todas las direcciones posibles:
  • Este
  • Sur
  • Oeste
  • Norte
  • Centro
  • Arriba
  • Abajo
En el sistema más recurrente y conocido, invocamos a cuatro direcciones, las correspondientes a los cuatro puntos cardinales. Sea cual sea el sistema que decidas implementar en tu práctica, lo importante siempre es la consistencia y la coherencia.

Ahora bien, ¿a quién o qué estamos llamando? Cuando "llamamos a los Cuartos", estamos llamando a algo o a alguien; estamos invocando. Es vital, por consiguiente, saber a quién o a qué estamos invocando -caso contrario, no tenemos por qué hacer la invitación- Hay, en principio, tres posibilidad, o al menos tres términos que se pasan de boca en boca:
  • Estamos llamado a los elementos.
  • Estamos llamando a los elementales.
  • Estamos llamando a los guardianes.
Muchas personas simplementa llaman a los elementos, en cada punto cardinal, un elemento. La cuestión es que, si repasamos el ritual, veremos que los elementos ya han sido "llamados", cuando consagramos herramientas o las representaciones de los mismos en el altar (cáliz-agua, vela-fuego, incensario-aire, sal-tierra, etc.). No sólo los elementos ya están presentes en el ritual, sino que además ya han sido "usados" en el mismo, asi que para este momento ya es demasiado tarde para repetir la invocación.
Quizás aún desees saludar a los elementos en sus direcciones, porque no crees o no te sientes cómodo tratando con otras entidades en tu círculo. Si este fuera el caso, en este punto del ritual no llamarás nuevamente a los elementos -porque ya lo hiciste- entonces cambia el "Oh, Aire, ven a nuestro círculo" por "Oh, Este, está presente en nuestro círculo. Eres la dirección del Aire!". Lo que estás haciendo es llamar a la dirección misma, y el elemento está siendo ubicado en ella.
En cualquier oportunidad en que invoquemos a cualquier cosa o entidad, usamos tantas imágenes, asociaciones y conexiones como sea posible para crear un llamado poderoso y efectivo. Por ejemplo, si llamaras a una persona (supongamos Deborah Lipp, como la autora de este artículo) podrías simplemente decir "Deborah", y ella podría -o no- responderte, dado que es un nombre común. Tienes más chances de obtener una respuesta diciendo "Deborah Lipp". Pero si dijeras "Deborah Lipp, aquella con cabello rizado y oscuro. Deborah Lipp, madre de Arthur. Deborah Lipp, la escritora", de seguro llamarías su atención y ella respondería a tu llamado. Si añadieras a tu discurso unos pocos halagos, y una sensación de urgencia y propósito, quien es llamado se sentiría aún más deseoso de acudir. Estos factores -especificidad, el carácter descriptivo, la alabanza, y la necesidad- son los ingredientes para una invocación poderosa y efectiva.

Los elementales, al contrario de los elementos, son seres específicos. Hace falta dar un salto imaginativo para visualizar qué es un elemental. Hay cuatro tipos de seres elementales: Los Silfos, del Aire; las Salamandras, del Fuego; las Ondinas, del Agua; y los Gnomos, de la Tierra. Cada elemental está hecho completa y exclusivamente de su propia naturaleza elemental. No tienen Espíritu, en el sentido en que el Espíritu es la combinación de los cuatro elementos, de modo que los elementales no pueden cambiar. Estamos tan acostumbrados a ver nuestros propios atributos elementales en combinación, que nos resulta difícil imaginarnos a un ser compuesto de un sólo elemento.
  • Los Silfos son Aire. Ellos piensan y ellos flotan. Son escurridizos y no responden a los sentimientos, no sienten. Ellos no pueden ser alabados, alimentados o emocionados. Son seres de viento, pensamiento y vuelo, exclusivamente. No puedes esperar persuadir a un silfo de que se preocupe por tu ritual, porque preocuparse es una emoción (dominio del Agua). No esperes conexiones profundas con los Silfos, porque la profundidad no está en la naturaleza del Aire.
  • Las Salamandras son Fuego. Queman y explotan; arden y consumen. No tienen ningún cuidado, preocupación o restricción, porque nada de esto se encuentra en la naturaleza del Fuego. Al llamar a los elementales de Fuego, siempre hay que ser muy cuidadoso y cauteloso, porque las Salamandras son incapaces de las cualidades antedichas.
  • Las Ondinas son Agua. Sienten y fluyen. Se realizan en el deseo, la intuición y el amor, entre otra amplia gama de emociones. No esperes que sean sensatas, ni que se mantengan quietas por mucho tiempo. La sensatez es para el Aire, y la quietud es para la Tierra, y las Ondinas no tienen ni de una ni de la otra. No puedes razonar con una Ondina, pero sin embargo puedes atraerla.
  • Los Gnomos son Tierra. Porque vivimos en la Tierra, y somos sólidos, usualmente podemos sentirnos identificados con los Gnomos, pero también podríamos equivocarnos acerca de su verdadera naturaleza. Recuerda que los Gnomos son lentos, si es que se mueven, y son inmensamente tercos. No pueden ser persuadidos o atraídos, aunque sí responden a estímulos sensoriales y al respeto.
Los elementales usualmente son denominados "seres menores". Esto puede ser cierto, pero no en el sentido de "seres inferiores". Sólo ocurre que tienen menos componentes que nosotros, son menos complejos, más básicos. Para llamar a un elemental, tendrías que ser bastante fuerte; estarías convocando o comandando, más que invitando. Esto no se debe a que eres maleducado, sino porque los seres más simples necesitan que se les hable con toda claridad y las sutilezas o licencias poéticas podrían tornar la cuestión muy confusa. Estarías extendiendo tu llamado a través del mundo físico, al mundo espiritual, al mundo de los seres uni-elementales, y una llamada a tan inmensa distancia, más vale que sea fuerte y clara.
Pero ¿realmente lo que deseas es llamar a los elementales? Como las personificaciones de sus respectivos elementos, son seres poderosos y pueden ser bienvenidos a tu círculo. Son entidades muy naturales que participan de una Naturaleza tan básica, que nosotros, siendo complejos y confusos como somos, sólo podemos imaginar, y de la cual podemos esperar aprender. No obstante, también pueden ser difíciles de manejar. Si son llamados en este punto del ritual, deben ser despedidos puntual, específica y minuciosamente cuando éste está llegando a su fin. Ninguno de ellos tiene ningún interés por la humanidad.

Por otro lado, muchos practicantes se refieren en este punto del ritual a los "Guardianes".
Los Guardianes suelen denominarse "Guardianes de los Atalayas", aunque nadie parece saber exactamente qué es un "Atalaya" en este contexto. Es más simple decir que son "Guardianes de los Elementos"; a partir de esto, se puede asumir que residen en algún lugar. Quizás vivan en torres, quizás no; dado que las torres no tienen impacto alguno en su función, limitémonos a dejarlos libres.
Como los elementales, hay un Guardian para cada elemento, y comparten la misma naturaleza básica del elemento. Los Guardianes, sin embargo, son considerados superiores a los elementales, dado que sus funciones son más sofisticadas. Han sido comparados con los Arcángeles; algunas brujas dicen que son diferentes nombres para una misma cosa. La comparación es válida, ya que los Guardianes no son deidades, sino seres de otro mundo, y que protegen y apoyan a los seres humanos.
La naturaleza de los Guardianes es elusiva, pero puede entendérselos como seres tan sofisticados y complejos como nosotros, tan evolucionados espiritualmente y con una relación similar con los dioses, compartiendo su esencia pero separados de ellos en términos prácticos. Su existencia es muy distinta a la nuestra, por supuesto. El propósito principal de los Guardianes es el de servir a los dioses; ellos protegen a los humanos y nos guardan durante los rituales dedicados a los dioses. Fuera de los límites del ritual, ellos tienen muy poco interés en nuestras vidas y al parecer no nos observan día a día. Los Guardianes protegen el círculo de peligro proveniente desde su dirección y su elemento. Por ejemplo, el Guardian del Sur evita que el fuego se extienda fuera de control dentro del círculo. Su naturaleza está fuertemente influenciada por su elemento, pero los Guardianes no están hechos sólo de su elemento, como sí lo están los elementales.
La mayoría de los wiccanos más tradicionales y chapados a la antigua llamarán a los Guardianes en los puntos cardinales, en lugar de llamar a los elementos o elementales. Las ventajas son que los Guardianes son protectores, inteligentes (siempre con respecto a su naturaleza) y son devotos de los dioses. Una desventaja es que no son fáciles de conocer y comprender, y muchos magos sienten que puede ser peligroso invocar a aquello que no se conoce por completo. Otro detalle, que depende de las creencias de cada quien, es que muchos practicantes no creen en la existencia de una jerarquía de los seres del Otromundo, porque les resuena a las jerarquías angélicas y demoníacas medievales, ineludiblemente ligadas al cristianismo.


Fuente: "The elements of ritual", de Deborah Lipp. Editorial Llewellyn.
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